Historia del Reino de Civalia

El Reino de Civalia se creó en 1504 como protectorado de Nueva España, fue la primera colonia fundada en la Isla. La Colonia de Civalia dependía de la Capitanía General de la Nueva España, y gozaba de escasa autonomía, hasta que en 1705, en el contexto de la Guerra de Sucesión, el poco conocido "Decreto de Libertad, Paz y Amnistías" del Rey Felipe V concedió a la colonia un estatus independiente (de jure, de facto venía siendo desde hacía dos décadas por el abandono del último de los Austrias).

La Casa de los Eugenios, familia a la que pertenecían los primeros pobladores y gobernantes de la colonia, y Condes de Civalia, ascendió al trono del pequeño y joven reino caribeño. El primer Rey de Civalia fue coronado el 10 de Mayo de 1706 (Día de Fiesta Nacional). Su nombre era Pedro Cristóbal Sancho Juan de los Eugenios, de tan sólo 24 años de edad y gobernó como Pedro I desde este año de 1706 al de 1743.

A lo largo del siglo XVIII, principalmente durante la primera mitad, en el reinado de Pedro I, llegaron de Europa varios ilustrados que comenzaron a transformar y modernizar la sociedad de Civalia, instauraron nuevas libertades, económicas principalmente; e instituciones parlamentarias, el Parlamento de Civalia se instauró en 1739; así como una justicia universal gratuita, aunque ciertamente caciquil en los ambientes rurales.

En 1810, Civalia fue invadida fugazmente por las tropas caribeñas de Napoleón, y de esta fecha datan mejoras como: la supresión del escaso y pobre feudalismo del Reino; reforma de la Administración; simplificación del Sistema Judicial, antes eficaz pero muy complejo; y la construcción del primer ensanche de San Eugenio, el Ensanche de Napoleón, comúnmente llamado ensanche francés. La invasión respetó la monarquía civalense, que pudo ver cómo su reino "calentaba caballos" hacia el progreso.

Durante la segunda mitad del siglo XIX tuvo lugar la creación de las primeras industrias de Civalia, si bien, por la poca población, la baja renta y la dificultad de producir en escala hicieron de este proceso una transición demasiado lenta, aunque no por ello menos productiva e innovadora. Fue a principios del siglo XX cuando el conflicto con el Imperio Borlano reactivó la industria, pero diferente a la que se propuso durante el siglo precedente. Poco después se firmó un tratado de Paz con el Imperio Borlano, así como un tratado comercial con el Estado de Filibertas, lo que reforzó la posición económica de Civalia, a pesar de ser mayoritariamente agrícola.

Durante la Guerra de Liberación (1926-1928) el Gobierno Civalense (Partido Liberal en coalición con los liberal conservadores) se declaró neutral, lo que derivó en un aislamiento y ruptura de relaciones con el Estado Borlano y la recién creada República Popular de Chidia. A este gobierno de coalición liberal conservador le sucedió en 1929 uno de coalición progresista socialista, principal impulsor del laicismo, aunque en 1930 se produjo un atentado contra presidente de Civalia D. Arturo Gerardo Espósito Espinar del Partido Progresista Civalense a manos de un activista reaccionario opositor al gobierno.

Tras el atentado, la inestabilidad sucumbió en el país y se fue radicalizando la vida de los ciudadanos. Desde entonces, el país fue derivando en un estado más autoritario y militarizado a favor (sin violencia) de un gobierno de Concentración Totalitario entre el partido Raza Pura y el Partido Nacional Católico. Se formó así la Dictadura de Civalia

En 1949 fue Coronado el nuevo Rey de Civalia, Justo Eugenios, una personalidad más moderada y no tan favorable al totalitarismo. Este rey, junto con un militar Juan María Fraga negociaron el fin de la dictadura.

Tras los primeros pasos y meses de largos planes, consiguieron derrocar al Generalísimo de Civalia, Fermín Cadenas, conocido como “El Demonio del Caribe”. El Rey construyó una transición democrática con el Presidente Juan María Fraga, redactando la Constitución democrática de 1950 y abriendo el parlamento a unas elecciones en Civalia tras la dictadura.

La actualidad está marcada por la inestabilidad económica y social y la incertidumbre política. Además la posible guerra entre los países vecinos dificulta las relaciones comerciales y el despegue económico.